sábado, 11 de septiembre de 2010

La lira de un rapsoda.

La desidia se había apoderado de él por completo. Por aquellos días cumplía dos años de encontrase en un estado de abstracción alarmante, su vida se había reducido a un puñado de acciones banales impropias de su verdadera naturaleza inquisitiva. ¿Cómo evitar la decadencia de un escritor sin inspiración? Definitivamente ella era su salvación, su musa.

Su aparición no tenía nada de especial, no era la clase de mujer que ilumina con una mirada ¡No señor! El único modo de admirarla en todo su esplendor era conociéndola, indagando profundamente en los detalles mas minuciosos de su existencia. Eso era lo que la hacía inigualable: su alma pura que tenía el equilibrio perfecto entre fortaleza y fragilidad, pero que se encontraba oculta tras una coraza difícil de atravesar.

Evidentemente, la encantadora criatura rescató el espíritu de aquel desdichado escritor y lo transformó en versos.

Un corazón solitario que finalmente encontró su numen... Así nació la poesía.

1 comentario:

Keru dijo...

"Un corazón solitario que finalmente encontró su numen... Así nació la poesía."

Encantador :)